Todos merecemos sentirnos fuertes

Anoche solté el debería ser y perdoné por medio de la compasión. Me liberé de sentimientos que pesan y la vida me regaló una tarde en el parque con mi papá y la satisfacción de vernos avanzar un paso a la vez. 

Pude sentir sus emociones, llenas de polaridad, mientras él veía una sesión de basketball me dijo que él era vago para el basket, lo recordó con orgullo, casi pude palpar sus sentimientos de añoranza hacia esa vitalidad, le comenté que ya después podíamos volver y jugar, minutos después espantó a unos perros que se le acercaron a mi perrita y luego me lo describió orgulloso también, me le adelanté corriendo y luego regresé con él y me contó que se encontró con un amigo de cuando era chico y que le dijo que era su primera vez en el parque y su amigo le contestó “ya te apunté”, me lo contó contento no sé si por conectar ó tal vez sólo buscaba conversar conmigo,  terminamos el recorrido con un “estuvo bien la ida al parque, no?” Llegó contando a mi mamá que se sintió fuerte, me dio gusto.
Y al decir verdad es que yo también me sentí fuerte. 

A veces las decisiones mas necesarias y sanadoras son las mas difíciles de tomar y todavía más, el actuar conforme a ellas. Pero me queda claro que debemos ser valientes ya que todos merecemos sentirnos fuertes. 

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